NANAY, nombre en quechua para designar el dolor, un dolor que llego a
mi cuerpo, y decidí desde el arte convertirlo en obra. Es difícil por momentos
crear la empatía con el espectador, cuando en definitiva el dolor es algo tan
subjetivo, tan personal, que conecta con muchas energías, es poder vivenciarlo
a flor de piel, desde todos los sentidos, porque cada uno de los pasos que
llevan a sentirlo, te van atravesando, al igual que las agujas que
incansablemente ingresan a tu cuerpo, para aliviarlo, hace un poco más de 12
meses que a mi cuerpo llego esta quietud, y es un trabajo diario, para poder
superarlo, para salir adelante e intentar dejarlo fuera de mi cuerpo
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